Este modelo fue publicado en su obra De Motu Cordis, rechazando así cualquier posibilidad de que haya aire en los vasos sanguíneos, y demuestra también que la sangre se expulsa de los ventrículos durante la contracción cardíaca y vuelve a las aurículas en la distensión. Por esta razón el pulso arterial se debe a que las arterias se llenan de sangre. Sin embargo, este modelo será "perfeccionado" por varios científicos más adelante, aunque lo realmente importante de estos cambios de lo antiguo a lo moderno será la gran repercusión de la revolución fisiológica consiguiendo así avances más modernos en la ciencia.
Descartes aceptó este descubrimiento puesto que éste formaba parte de su teoría que congeniaba con su propia visión del ser humano como una máquina. Pero, discrepó en la idea de la contracción del corazón por autonomía propia, ya que en las antiguas tradiciones de la fisiología se creía que el ser humano funcionaba mediante calor el cual se generaba desde el corazón calentando la sangre y mandándola a los pulmones donde se enfriaba, y además, Descartes decía que los ventrículos no se contraen, porque se activan con la llegada de pequeñas cantidades de sangre que se evaporan bruscamente debido al calor del corazón. Así pues, el francés discrepaba en torno a la teoría del inglés, puesto que el inglés no había hecho una completa reducción mecánica del movimiento sanguíneo.

Vicent Martí y Naomi Miggiano.